El alcalde agradece la colaboración y el esfuerzo de los vecinos por cumplir con esta ancestral tradición
El ayuntamiento de Santa Cruz de La Palma recuerda que los vecinos del municipio disponen hasta el próximo 30 de mayo para dar cumplimiento al bando de la alcaldía que establece la obligación de pintar y adecentar las fachadas de las viviendas con motivo de las fiestas de la Bajada de la Virgen.
“Agradecemos la buena predisposición de los vecinos para dar cumplimiento a esta normativa”, asegura el alcalde de Santa Cruz de La Palma, Juan Ramón Felipe, “puesto que sabemos que esta medida supone un considerable esfuerzo para los vecinos, aunque también es cierto que al mismo tiempo se genera una actividad económica importante en el municipio que revierte en beneficio de todos”.
El bando municipal, vigente desde julio de 2009, establece que los propietarios o comunidades de propietarios de Santa Cruz de La Palma deberán proceder al pintado de las fachadas de los edificios así como de las medianías al descubierto aunque no sean visibles desde la vía pública. Para el empleo de cualquier color que no sea el blanco deberá contarse con una autorización municipal previa. Para las puertas, ventanas, balcones, zócalos y demás, deberán usarse colores tradicionales que armonicen con las características estéticas de la zona.
Asimismo, se establece la obligación de proceder, por parte de sus propietarios, a la limpieza de terrenos, solares y zonas verdes, el vallado de solares y el pintado de las vallas que se ejecuten de acuerdo con el bando de la alcaldía. El bando recuerda que el ayuntamiento podrá tomar distintas medidas sancionadoras para quienes no cumplan con estas disposiciones.
El alcalde recuerda que si bien muchos vecinos ya han dado cumplimiento a esta norma, “aún hay muchos edificios y casas de Santa Cruz de La Palma que precisan de embellecimiento, por lo que no está de más volver a subrayar la importancia de que todos los ciudadanos contribuyan a que nuestras Fiestas Lustrales tengan el mayor realce posible”. Para la ejecución de estas obras no es necesaria la obtención de licencia municipal.
La tradición de adecentar la ciudad con motivo de las Fiestas Lustrales se remonta a los orígenes mismos de la Bajada. En una jugosa crónica del año 1815, recuperada por el recordado Jaime Pérez García, se describe con todo lujo de detalles cómo la sociedad capitalina se volcaba en los preparativos de las fiestas: “En todo el espacio de tiempo que hubo de 3 de diciembre a 1 de febrero no se veían las gentes sino todas ocupadas en cosas concernientes a dicha celebración: (…) los latoneros haciendo faroles para las iluminaciones; las casas de alquiler todas ocupadas, los albañiles y los que no lo eran, albeando y remendando fronteras; más de sesenta pintores con andamios y escaleras en varias casas; hasta las mujeres decentes se vieron en previsión de tomar este oficio, y más diré, los sacerdotes”.
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